Contar con una gestión completa de proyectos.
Desde la planificación hasta la ejecución, asegurando plazos cumplidos, calidad superior y control presupuestario para eliminar los dolores de retrasos, calidad deficiente y presupuestos excedidos.
Contar con inspecciones detalladas y regulares para identificar y abordar potenciales problemas estructurales antes de que se conviertan en costosos dolores de cabeza a largo plazo, evitando así las patologías de construcción y garantizando la seguridad y la durabilidad de las instalaciones.
Implementar programas de mantenimiento preventivo personalizados para preservar la integridad estructural y funcional de las infraestructuras a lo largo del tiempo, reduciendo los riesgos de deterioro, optimizando costos y prolongando la vida útil de los activos.
Entrevista detallada, identificación necesidades, establecimiento objetivos claros.
Plan personalizado, cronograma detallado, asignación recursos adecuados.
Identificación riesgos potenciales, estrategias mitigación, garantía calidad ejecución.
